Meditación para la Ansiedad

La meditación permite vivir la ansiedad desde otra mirada

La ansiedad es parte de nuestra experiencia existencial en este mundo. Debemos aprender a vivir con ella y a través de la meditación, podemos aprender a vivirla desde otro lugar de conciencia. La ansiedad es una respuesta de anticipación involuntaria física y psíquica de nuestro organismo frente a estímulos que pueden ser internos o externos, y que percibimos como amenazantes o peligrosos.

Es una emoción normal y necesaria que nos hace estar alertas y reaccionar en situaciones en las que estamos frente a un peligro y debemos reaccionar para huir del mismo. Pero a veces se instala en nosotros sin razón aparente y de una manera descontrolada. Empezamos a sentir una preocupación excesiva y permanente que puede afectar nuestra salud.

La meditación nos ofrece una valiosa herramienta de autoconocimiento, y en la medida en que nos vamos haciendo conscientes de quiénes somos, empezamos a ser capaces de reconocer nuestra ansiedad, saber qué factores la causan y estar dispuestos a trabajar con ella.

Reconozcamos nuestra ansiedad

Si nuestra ansiedad está dejando de cumplir su función adaptativa y convirtiéndose en lo que se denomina ansiedad generalizada, notaremos que empezamos a vivir permanentemente en el futuro y a ser invadidos por pensamientos negativos, a exagerar la gravedad de hechos y situaciones, a tener problemas de concentración y pensamientos descontrolados. En cuanto a síntomas físicos, podemos sentir aceleración del ritmo cardíaco, elevación de la presión arterial, mareos o desmayos, fatiga, sudoración, entre otros.

Cuando meditamos nos disponemos a acceder a un lugar de paz, equilibrio, calma, que está dentro de nosotros mismos. Buscamos elevar nuestra conciencia y llegar a la unión de nuestro ser con lo universal, o divino.

El primer recurso que tenemos es la respiración consciente, a través de la cual  empezamos a concentrarnos en el momento presente y en el aquí. En el aquí y el ahora no existe la ansiedad. Además, nos daremos cuenta de que la ansiedad, y todos los pensamientos que nos llevan a ella, están en nuestra mente, y aquí debemos recordar y enfatizar que no somos nuestra mente.

Concentrémonos en la respiración profunda, dirigiendo el aire que inhalamos a nuestro abdomen, y si algún pensamiento viene a nuestra mente, dejémoslo pasar, sin juzgarlo, sin engancharnos en él. Empezaremos a sentirnos más tranquilos, más en calma, en armonía con nosotros mismos. 

Ejercitemos la respiración consciente

En todo momento respiramos, pero casi nunca lo hacemos de manera consciente.  Cuando respiramos nuestro cuerpo recibe oxígeno y exhala dióxido de carbono. Igualmente recibimos prana (energía) y exhalamos apana, que es todo lo que no necesitamos.

Empecemos a ejercitar la respiración consciente para iniciarnos en nuestra práctica de la meditación, que nos conducirá a relajarnos, a aminorar la marcha de nuestra agitada vida y, en definitiva, a manejar la ansiedad.

Paso a paso, empecemos

  • Busquemos un lugar tranquilo, en el cual no estemos expuestos a interrupciones ni a factores externos que puedan resultar molestos, tales como ruido o mucha luz. Vistamos ropa cómoda, y no usemos adornos ni nada que interfiera con el momento de tranquilidad que buscamos con la meditación.
  • Busquemos una posición en la que nos sintamos cómodos, de pie, sentados o acostados, en la cual podamos mantener la espalda recta, para que la energía fluya sin inconvenientes a través del principal canal energético de nuestro cuerpo que corre en paralelo a nuestra columna vertebral.
  • En la posición que hayamos elegido, cerremos los ojos, relajemos todo nuestro cuerpo, y empecemos a respirar consciente y profundamente, enviando el aire hacia nuestro abdomen. Podemos colocar las manos en nuestro abdomen, a la altura del ombligo para que sintamos claramente que el aire que inhalamos está llegando a nuestro vientre.
  • Concentrémonos en nuestra respiración, lenta y profunda. Si algún pensamiento viene a nuestra mente, dejémoslo pasar sin juzgarlo ni participar en él. Simplemente lo observamos y lo dejamos pasar, y nos mantenemos concentrados en nuestra respiración.
  • Recordemos que nos somos nuestra mente, y simplemente observémosla al dejar pasar los pensamientos. Nos daremos cuenta de que esto nos hace sentir alejados de ese contenido agobiante de nuestra mente, llena de pensamientos, recurrentes, algunos muy pesimistas. Ese contenido, del cual nos iremos vaciando en la medida en que profundicemos en la práctica de la meditación, es el que nos conduce y nos mantiene en un estado de ansiedad.
  • En la medida que avancemos en nuestra práctica, cuando ya nos sintamos completamente cómodos con la respiración consciente abdominal, podemos utilizar otras técnicas de respiración o pranayamas, diseñados para canalizar la energía de diversas formas, de acuerdo al momento del día en que meditemos o a cómo nos sintamos.
  • Igualmente, cuando ya manejemos bien las técnicas de respiración, podemos empezar a incorporar mantras, que son sonidos que se repiten de manera continuada, y cumplen la función de liberar nuestra mente de los pensamientos, y también afirmaciones, que son mensajes repetitivos que diseñamos para cada uno de nosotros de acuerdo a nuestras necesidades, y que nos ayudan a reprogramar nuestra mente. En este caso, podemos establecer frases que nos refuercen la noción de que “estamos aquí, en este momento, en el cual tenemos todo lo que necesitamos”.
  • Hay quienes gustan meditar con música, inciensos u otros elementos de sonido o aromaterapia. Eso es opcional. Todo lo que necesitamos para meditar está dentro de nosotros.
  • Una vez hayamos dedicado el tiempo que hayamos decidido o tengamos disponible para la meditación, cuando sintamos que estamos listos, empecemos a volver lentamente a estar en contacto con el entorno, movamos nuestro cuerpo, despacio, manteniendo la relajación, agradeciendo por haber tenido ese espacio para nosotros, abramos los ojos y finalicemos nuestra sesión.

Durante nuestro día a día, cada vez que nos sintamos ansiosos, recordemos esta rutina, y pongámosla en práctica cada vez que queramos. Tratemos de respirar consciente y profundamente en todo momento.

Los efectos beneficiosos de la meditación en nuestro ser los sentiremos de inmediato, ya que con esta práctica se alinean nuestro cuerpo y nuestra mente, recibimos energía, accedemos a ese lugar de paz  que está dentro de nosotros, y nos acercamos al camino del autoconocimiento y la autotransformación.

1 Comentario

  1. Lore eres realmente fantástica, haces un trabajo increíble y lo explicas como nadie🌄❤💪

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