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Glándula tiroides

La relación de la glándula tiroides con nuestro metabolismo y con nuestro bienestar general es fundamental. Cuando esta glándula no está funcionando bien esto impacta todo nuestro cuerpo, nuestro estado mental, nuestros niveles de energía.

Por tanto es importante propiciar el buen funcionamiento de la tiroides, y en esto el yoga puede ayudarnos.

La tiroides es una glándula pequeña de aproximadamente cinco centímetros de diámetro y está situada en el cuello, debajo de la estructura que se conoce como la nuez de Adán. Ella segrega las hormonas tiroideas que regulan la velocidad con la que se dan diversos procesos químicos en el organismo, lo que se denomina índice metabólico.

Si en nuestros chequeos periódicos el médico observa algún desbalance en nuestra función tiroidea, nos remitirá a un endocrinólogo, que es el especialista en esta materia. Algunos desajustes pueden requerir medicación.

Pero en general, mantener nuestro cuerpo en armonía nos va a ayudar a que todos los procesos que se dan en él funcionen fluidamente. Para ello son importantes los buenos hábitos de vida, y el yoga es una herramienta fundamental para regular y armonizar nuestro cuerpo y nuestra mente.

La glándula tiroides está relacionada con el chakra garganta. Así que todo el trabajo que hagamos sobre el chakra Vishudda o chakra de la garganta va a repercutir sobre el funcionamiento de la glándula tiroides.

Asanas que estimulan la tiroides                                    

Existen varias posturas que estimulan el funcionamiento de la glándula tiroides. En términos generales, las posturas que estimulan la tiroides son:

  • posturas que abren y masajean el área de la garganta, y 
  • posturas invertidas, que son aquellas en las cuales el corazón queda en una ubicación más alta que la cabeza. De esta forma el corazón va a enviar más sangre a la cabeza, y esas zonas estarán más irrigadas. Esto estimula el funcionamiento de sus órganos y oxigena sus tejidos.

Este tipo de posturas deben estar integradas dentro de las secuencias que desarrollemos en nuestra práctica diaria de yoga. Conocer qué parte de nuestro cuerpo estimula cada tipo de postura nos ayuda a hacernos más conscientes de los beneficios que el yoga está aportando a nuestro cuerpo.

No se trata de que hagamos sólo posturas para una zona de nuestro cuerpo que queramos atender, la práctica debe ser integral, incluyendo posturas diversas, siempre utilizando la respiración, y dando gran importancia a la relajación.

Postura gato-vaca

Se trata de dos posturas que se articulan en una, y dan como resultado un ejercicio muy beneficioso para abrir y masajear la zona de la garganta y también para estimular la columna vertebral.

Empezamos en posición de cuatro apoyos sobre la colchoneta. En esta postura nuestras manos reposan sobre la colchoneta justo debajo de nuestros hombros, las rodillas están separadas al ancho de caderas y rodillas y caderas estarán alineadas. La espalda queda paralela al suelo, el cuello debe estar relajado, la mirada hacia el piso.

Desde allí, al inhalar levantamos la cabeza mirando hacia arriba y arqueamos la espalda abriendo el pecho. Nos mantenemos en esa posición. Esa es la posición de la vaca.

Al exhalar, llevamos la barbilla hacia el pecho, arqueando la espalda, poniéndola redonda, y mantenemos esta postura, que es la postura del gato. La combinación de estas dos posturas también se conoce con el nombre de gato contento-gato enojado. 

Repetiremos varias veces la secuencia siempre acompañándonos por la respiración. Al terminar, volveremos a la postura inicial de cuatro apoyos con la espalda relajada en posición paralela al piso. Este ejercicio suele hacerse al inicio de la sesión de yoga para ir acondicionando la espalda.

Postura de perro mirando hacia abajo

Esta es una postura invertida, que ayudará a estimular el funcionamiento de la glándula tiroides.

La podemos hacer partiendo desde la posición de cuatro apoyos en la cual terminamos el ejercicio anterior. Desde allí, apoyamos los dedos de los pies en la colchoneta, estiramos las piernas y elevamos la cadera, para quedar en la posición de una “v” invertida, con la cabeza entre ambas manos apoyadas en el suelo, que es la postura de perro boca abajo.

Si se no dificulta que los talones lleguen al piso, para estar en una postura más cómoda podemos flexionar levemente las rodillas. La espalda debe estar recta y los hombros relajados.

En esta posición, el corazón queda más alto que la cabeza y está entonces bombeando sangre hacia ella y entre otras estructuras, hacia la glándula tiroides. Así que con esta postura estimulamos su funcionamiento.

Mantengamos esta posición al menos durante unas cinco respiraciones profundas. Durante este tiempo podemos flexionar alternadamente las rodillas, y al estirarlas intentamos cada vez más llevar el talón al piso. Haciendo este movimiento estiraremos bien los gemelos y ganaremos flexibilidad.

Al terminar, doblemos las rodillas y volvamos a la posición de cuatro apoyos sobre el piso. Desde allí, para descansar, bajemos los glúteos colocándolos sobre los talones y bajemos el torso colocando la frente sobre el piso, con los brazos estirados por encima de la cabeza. Esta es la postura del niño, no es específica para estimular la tiroides, pero es recomendable permanecer en ella durante varias respiraciones para relajarnos y descansar.

Al finalizar, elevamos el torno y quedamos sentados sobre los talones.

Elevemos la cadera

Este otro ejercicio para estimular la tiroides, lo haremos desde la posición de acostados boca arriba. Allí doblaremos las rodillas, colocando los talones debajo de las rodillas. Los hombros deben estar relajados sobre el piso.

Al inhalar elevemos la cadera del piso hasta una altura que nos sea cómoda. Los brazos estarán estirados a ambos lados del cuerpo, mantengamos el abdomen hacia adentro. La fuerza deberá estar en nuestro abdomen, glúteos y piernas. Los hombros y el cuello deberán estar completamente relajados. 

Mantengámonos en esta posición durante unas cinco respiraciones. Luego de ellas al exhalar bajemos la cadera al piso.

Para descansar subimos ambas rodillas hacia el pecho y las sostenemos con nuestras manos. En esta postura liberamos cualquier tensión que pueda haber quedado. Mantengámonos relajados en esta posición durante varias respiraciones.

Te compartimos el video de YouTube donde puedes revisar cómo ejecutar las asanas que  hemos compartido:

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