Las posturas de yoga nos hacen más flexibles física y mentalmente

Como sabemos, asanas son las distintas posturas corporales de la disciplina del yoga, que tienen como finalidad actuar sobre nuestro cuerpo y nuestra mente. Se estima que estas posiciones actúan por resonancia desde los centros energéticos de nuestro cuerpo, ubicados a lo largo de la columna vertebral.

En el yoga clásico los asanas estaban orientados a estimular los órganos internos del cuerpo equilibrando sus funciones. En el yoga más moderno se han ido incorporando otras posturas más tendientes a trabajar los músculos y la flexibilidad.

En el yoga Sutra de Patanjali dedicado a los asanas, este sabio nos dice que el objetivo de los asanas es que logremos ser más flexibles estructural y mentalmente. Con la práctica y comprensión de estas posturas, lograremos la habilidad de permanecer en calma en medio de los cambios, centrados aún en momentos de incertidumbre.

Nos dice también que la práctica de los asanas debe ser firme y gozosa, que el esfuerzo debe volverse un no-esfuerzo y de esa manera se alcanza lo eterno y cesan las dualidades. En otras palabras que, ejecutadas correctamente las posturas de yoga estabilizan no solo el cuerpo sino también la mente, y nos traen al momento presente, liberándonos de la preocupación por el pasado y por el futuro.

Diversos tipos de asanas

La combinación de esfuerzo, aunque este debe ser cada vez menor, concentración y equilibrio que requiere la práctica de los asanas, nos obligan a vivir intensamente ese momento presente. Estas posturas se convierten en puentes entre el cuerpo y la mente, y la mente se conecta con el alma.

Los asanas pueden ser dinámicos o estáticos. Mientras nos encontramos en una postura estática estamos trabajando en purificar el sistema nervioso y neurológico. A través de la respiración que hacemos mientras estamos en ella, liberamos tensiones en capas profundas de los músculos. Se da una limpieza psicológica, ya que nuestra mente se engancha en lo que estamos haciendo, y suelen empezar a aflorar capas más profundas de nuestra mente, dándose un proceso emocional, que debe ser simplemente observado con equilibrio, lo que nos aportará un efecto reparador.

Cuando realizamos asanas dinámicos es importante ir haciéndonos conscientes de la manera cómo entramos y salimos de la postura, y cómo respiramos de manera correcta en cada una de las fases de la misma. El objetivo es llegar a armonizar y conectar la respiración, nuestro cuerpo y nuestra mente.

La secuencia de los asanas

Existen muchas posturas de yoga, y aunque no hay un orden obligatorio en el que deban ser ejecutadas, es recomendable que la secuencia en la que se realizan obedezca a un criterio que permita que su realización y efectos sobre nuestro cuerpo y mente sean los esperados.

Toda sesión de yoga debe iniciarse con ejercicios de respiración que nos ayuden a lograr un estado de relajación y concentración que haga posible que disfrutemos del trabajo y recibamos sus beneficios. También es importante realizar ejercicios que propicien un calentamiento y acondicionamiento de nuestros músculos, de tal manera que vayamos adquiriendo una mayor movilidad de manera progresiva y evitemos lesiones.

Es recomendable realizar ejercicios que de manera secuencial estimulen cada uno de nuestros chakras, desde el chakra de la coronilla hasta el chakra raíz. También debe tomarse en cuenta que toda sesión de yoga finalice con un período dedicado a la relajación. Durante todas las fases de la sesión, al inicio, durante la realización de los asanas, y en la relajación, la respiración es un factor esencial a tener en cuenta y trabajar, ya que es la que nos aporta la base sobre la que trabajaremos.

En una típica sesión de yoga, luego de las primeras respiraciones y ligeros movimientos de relajación del cuerpo, generalmente se realiza un saludo al sol, que es una secuencia clásica de asanas, o, visto de manera integral, un asana dinámico.

Está constituido por una serie de movimientos fluidos del cuerpo, esenciales para calentarlo y prepararlo para otras posturas que se realizarán posteriormente. Esta secuencia se denomina así porque se realizaba originalmente al alba con el propósito de activar la energía en el cuerpo. Ejecutada en armonía con la respiración, nos ayuda a prepararnos mentalmente para la práctica del yoga. Calienta la columna vertebral y da energía y flexibilidad al cuerpo. Se recomienda repetirlo entre 6 y 12 veces. Es una excelente secuencia que trabaja y alínea todos nuestros chakras o centros energéticos.

Existen muchas otras posturas de yoga que debemos ir conociendo en profundidad y practicando en nuestras sesiones. Entre ellas podemos mencionar la postura de la vela o Sarvangasana, que estimula el funcionamiento de la glándula tiroides. Esta consiste en llevar las piernas estiradas y juntas hacia arriba, hacia el techo, elevando también la espalda del suelo, de tal manera que solo la cabeza queda apoyada en el piso.

Seguramente algunas de las posturas que hemos mencionado nos resultan conocidas y otras no tanto. Hay posturas muy sencillas y otras más complicadas, que deben ser trabajadas con mucho cuidado y, al menos al principio, bajo la supervisión de un instructor, como, por ejemplo, la postura de parados sobre la cabeza. Es la más intensa de las posiciones invertidas, y requiere de fuerza, equilibrio y control sobre el cuerpo. Conlleva una secuencia cuidada de movimientos que nos llevan a colocar la cabeza de una manera apropiada sobre las manos y a poder entonces elevar el cuerpo, quedando parados sobre nuestra cabeza.

Cada quien a su ritmo, iremos conociendo y practicando nuevas posturas en nuestro trabajo de yoga e iremos pudiendo percibir los efectos que cada una de ellas tiene sobre nuestro cuerpo y mente.

0 Comentarios

  1. Me parece genial 😊👌 apenas estoy practicando yoga

    Gracias gracias graciasssss por compartir tu conocimiento

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