Embarazo saludable, nueve meses y más de salud compartida

La salud de las personas empieza a gestarse desde el momento de su concepción. Así que al momento de decidir tener un bebé, tenemos la maravillosa posibilidad y responsabilidad de hacer que nuestro estilo de vida saludable se extienda y arrope a nuestro hijo, regalándonos a nosotras y a nuestra descendencia un embarazo feliz y saludable

Como en los demás momentos y circunstancias de nuestra vida, el disfrutar de una vida saludable tiene que ver con el bienestar y el equilibrio entre nuestra mente y cuerpo. Esto tiene que ver con nuestros hábitos de alimentación, ejercicio físico, actitud y propósito de vida.

Y el embarazo, con toda la carga emocional, de cambios y de retos que trae asociada, es un momento interesante para reafirmar nuestros hábitos saludables, incorporar nuevas rutinas beneficiosas para nuestro estilo de vida, irnos preparando para nuestro rol de madres y extender esa dosis de salud y paz a nuestro bebé.

Antes, durante y después

Antes de salir embarazada, sería ideal que llevemos ya un sistema de vida en equilibrio, y que de ser posible nos hagamos, madre y padre, un chequeo de salud que nos permita saber que estamos en condiciones adecuadas para concebir una nueva vida.

Una vez que salgamos embarazadas debemos ponernos en control con un obstetra. Al comienzo los chequeos deben ser mensuales y en la etapa final deben ser más frecuentes, para prepararnos ya para el momento del parto. El embarazo dura entre 38 y 40 semanas y se divide en tres fases o trimestres. El primero es desde la concepción hasta la semana 13, el segundo desde la semana 14 hasta la 26, y el tercero desde la 27 hasta el final del embarazo.

Nuestro médico chequeará la evolución y crecimiento del bebé durante la gestación, controlará nuestra tensión arterial, peso y otras variables a través de exámenes de laboratorio. El especialista nos dará información relevante sobre los cambios que experimentaremos durante el embarazo y sobre aspectos a los que debemos poner atención porque pudieran ser signos de alarma, que deben ser comunicados de inmediato al médico.

Durante la gestación debemos continuar llevando nuestras actividades normalmente, enfatizando la dedicación a nuestro cuidado personal, ya que a partir de ese momento estamos entonces cuidándonos a nosotros y a nuestro bebé, lo que redundará sin duda alguna en la salud integral de ese ser que está por venir al mundo.

Alimentémonos de manera saludable, siguiendo las recomendaciones de tomar un buen desayuno, en el cual esté presente  una porción de proteína, y también frutas, cereales, fibra y carbohidratos. En el almuerzo y cena, deberemos ingerir de manera balanceada proteínas, vegetales y legumbres. Debemos preferir los alimentos naturales. Es muy probable que el médico nos indique tomar algún suplemento vitamínico. También debemos mantenernos bien hidratadas durante todo el día y hacer meriendas con fruta y yogurt a media mañana y media tarde, para evitar pasar muchas horas sin comer. ¡Y nada de comer por dos!

Durante la gestación, no se debe tomar ningún medicamento que no haya sido recetado por el obstetra. También debe evitarse el consumo de alcohol, tabaco o cualquier otra sustancia tóxica.

Mantengámonos activas, organizando muy bien nuestros horarios de tal manera que podamos continuar trabajando, estudiando o realizando nuestras actividades ordinarias, y reservando tiempo para dedicar a nuestras rutinas de ejercicio físico. Caminatas suaves y yoga son ejercicios muy recomendables para las embarazadas.

Algunos especialistas y según sea cada caso, recomiendan ser cuidadoso con la práctica del yoga durante el primer trimestre del embarazo, ya que en ese período algunas gestantes pueden tener algunos malestares y mayor cansancio. A partir del segundo trimestre suele haber menos riesgos y se puede practicar de manera suave y con tranquilidad.

Si ya practicamos yoga, durante el embarazo podemos continuar haciéndolo sin problemas, evitando algunas posiciones. Si no hacíamos yoga anteriormente, podemos iniciar su práctica durante el embarazo de manera suave, haciendo una rutina calmada que nos ayude a relajarnos.

Veremos que la práctica del yoga es muy beneficiosa para evitar dolores de espalda, calambres y otras tensiones que pudieran derivarse del crecimiento de nuestro vientre y otros cambios que se darán en nuestro cuerpo durante el embarazo. También nos ayudará a mantenernos en calma y a dormir bien. Deben hacerse solo aquellas posiciones que resulten cómodas y en las cuales no se presione al bebé ni ninguna parte de nuestro cuerpo. Existen sesiones de yoga prenatal, especialmente diseñadas para embarazadas, en las cuales se hace énfasis en ayudar a prepararnos para el momento del parto.

Debemos resaltar que las recomendaciones que estamos compartiendo en este artículo, son para el caso de un embarazo normal y saludable. En caso de embarazos de riesgo o de gestantes que tengan condiciones especiales, debe consultarse con el médico sobre el tipo de ejercicio que puede realizarse.

Paz mental para dos

El período de embarazo en una magnífica oportunidad de trabajar un estado de presencia maravilloso en el cual nos concentraremos en vivir aquí y ahora, con la hermosa expectativa de que en ese nuestro momento presente estamos formando una nueva vida dentro de nosotros, y que transcurridos nueve meses daremos a luz esa nueva vida.

En ciertos casos, algunas embarazadas pueden verse afectadas por momentos de inseguridad y ansiedad ante lo desconocido y ante las expectativas por las nuevas responsabilidades que deben afrontarse con la maternidad. La meditación, como sabemos, es una herramienta esencial para manejar la ansiedad, ya que a través de ella no concentramos en el aquí y el ahora, y  buscamos esa paz interior que está dentro de nosotros. Esta sensación de paz y plenitud la transmitiremos a nuestro bebé y esto repercutirá en su sano desarrollo durante la gestación.

En nuestras sesiones de meditación, tenemos una excelente oportunidad de dedicarnos a relajar nuestro cuerpo y mente, a cargarnos de energía a través de la respiración, y a programarnos de manera constructiva y positiva a través de afirmaciones fortaleciendo el vínculo madre-hijo, disfrutando la comunión de ese proceso de gestación en el que ese ser se forma dentro de nosotros, preparándonos para el momento del alumbramiento, y para una sana y enriquecedora relación madre-hijo.  

 

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