El dolor de cadera puede prevenirse

La cadera es la articulación que une la parte superior de nuestras piernas, es decir los muslos, con la parte inferior del tronco, es decir, con la pelvis. En algunos momentos podemos sufrir de dolor de cadera. Las causas pueden ser diversas.

Si sentimos dolor de cadera debemos atender esta dolencia. El correcto funcionamiento de esta articulación que une el tren superior de nuestro cuerpo con el inferior, es fundamental para el movimiento adecuado de todo nuestro cuerpo.

La cadera es una estructura muy importante para nuestro equilibrio y estabilidad. Nos permite mantenernos en pie y avanzar. Si estamos sanos son una estructura muy fuerte. Pero como cualquier otra parte de nuestro organismo puede sufrir debido a accidentes, enfermedades o estrés. Entre las dolencias que pueden causar dolor de cadera se encuentran la artritis y la artrosis.

La tensión corporal que nos causan los estados de ansiedad, así como el no movernos de manera inteligente, cargando pesos de manera inadecuada, llevando una vida sedentaria, o por el contrario permaneciendo demasiado tiempo de pie, son todos factores que pueden producir dolor de cadera.

Caderas y chakra raíz

Las caderas están relacionadas con el chakra raíz. El chakra raíz-Muladhara es el que nos conecta directamente con el mundo físico. Tiene que ver con nuestra supervivencia, con nuestras ganas de vivir.

Si este chakra está abierto le estamos dando el “Sí” a la existencia de nuestra vida, a todas aquellas necesidades básicas que nos dan seguridad, y nos sentimos con los pies sobre la tierra. Además, en él se encuentra el cúmulo de energía vital que sirve de fuente a los chakras superiores, siendo una reserva inagotable de la energía Kundalini.

Por lo tanto es sumamente importante que mantengamos nuestras caderas sanas y para ello el yoga y la meditación son excelentes aliados. Conozcamos algunos ejercicios recomendados para las caderas.

Postura de la mariposa

No sentamos en el suelo con las piernas estiradas delante de nosotros. Desde allí, doblamos las rodillas colocando las plantas de los pies una frente a la otra, dejando caer las rodillas hacia los lados.

Con las manos agarraremos los pies y los iremos acercando cada vez más hacia el pubis. Las rodillas irán acercándose cada vez más hacia el piso, de acuerdo a la flexibilidad de cada quien. Mantendremos la espalda derecha en todo momento, haciendo respiraciones completas y abriendo el pecho.

La cadera debe estar siempre descansando sobre el suelo. En la medida que respiremos y mantengamos la posición sentiremos como se abren y flexibilizan nuestras caderas. Podemos hacer ligeros movimientos de aleteo con las rodillas para ayudarlas a acercarse cada vez más al suelo y relajar las caderas.

Esta postura fortalece y flexibiliza la zona baja de la espalda, las caderas, los músculos de la ingle, la zona interna de las rodillas y los muslos. La postura de la mariposa contribuye favorablemente con la salud postural de todo el cuerpo, ya que en ella se estira la espalda y se liberan los canales por donde fluye la energía vital a lo largo de la columna vertebral.

Estimula la zona pélvica, los órganos abdominales y la circulación. Es una postura relajante que reduce el cansancio y facilita la liberación del estrés y la ansiedad.

Postura de la lagartija

Desde la postura del perro boca abajo, llevamos el pie derecho hacia adelante y lo colocamos a la derecha de la mano derecha.

La rodilla izquierda la llevamos a tocar el piso con la pierna estirada, y la parte superior de nuestro cuerpo quedará apoyada en ambos antebrazos que reposarán en el suelo. Ya en la posición respiremos abriendo el pecho. Puede colocarse un cojín debajo de la rodilla que queda contra el suelo, para que nos sintamos más cómodos en la posición.

Esta postura la haremos luego llevando el pie izquierdo hacia adelante, colocándolo a la izquierda de la mano izquierda, y dejando reposar ahora la rodilla derecha sobre el piso.

Nos mantendremos en la postura durante unas 5 o 10 respiraciones. Deberemos tener cuidado en armar y desarmar la postura despacio, partiendo y terminando en la postura de perro boca abajo.

Esta asana fortalece los músculos de las piernas y los isquiotibiales. Prepara el cuerpo para realizar posturas de apertura de caderas más profundas.

Postura de la rana

Iniciaremos en la postura de la mesa o de cuatro apoyos, en la cual nos encontramos sobre el suelo apoyados sobre las dos manos y las dos rodillas. Las manos deben estar debajo de los hombros, las rodillas debajo de las caderas, la espalda paralela al piso y la mirada hacia el piso.

Desde esa posición bajaremos los antebrazos y los codos hacia el piso, quedando ahora nuestro torso en un ángulo de 45 grados con respecto al piso. Allí abriremos un poco las rodillas, y empujaremos la cadera hacia atrás. Sentiremos que la cadera se abre y que se estiran los músculos de la parte interior de los muslos. Sostendremos la posición durante 5 o 10 respiraciones completas.

Desde allí, podemos juntar de nuevo un poco las rodillas y volver a la postura de la mesa, o ir a la postura del niño y relajarnos allí durante unos minutos.  

Fuera la ansiedad

Dedicar unos minutos a la meditación en la postura de la mariposa o en otra que nos resulte cómoda nos permitirá ejercitar el estado de presencia, disfrutar del aquí y el ahora. Sacando de nuestro cuerpo la tensión que genera la ansiedad lograremos tener caderas y columna relajadas, permitiendo que la energía vital que parte de nuestro chakra raíz a la altura de las caderas fluya y nutra todo nuestro cuerpo.

Observemos nuestro cuerpo y trabajemos los puntos de tensión que podamos encontrar. Mantengamos la práctica diaria del yoga y la meditación y disfrutemos de los amplios beneficios que estas disciplinas aportan a nuestras vidas.

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