El yoga nidra guía nuestra conciencia hacia nuestro auténtico ser

Entre las modalidades de yoga existe una muy interesante que se conoce como “yoga nidra” o “sueño yógico”. Con esta práctica logramos ingresar a un estado profundo de relajación consciente, que nos proporciona una sensación de paz y nos permite conectarnos más profundamente con nosotros mismos.

Esta técnica ofrece muchos beneficios curativos, ya que desde ese estado del ser armonioso y tranquilo al que nos conduce esta modalidad del yoga, podemos sanar, restaurar y despertar a nuestro ser verdadero, conectado a la dicha y lo eterno.

¿Qué es el yoga nidra?

Esta práctica consiste en llevar la conciencia de nuestro mundo externo hacia nuestro mundo interno. Esto nos conduce a un estado de sueño consciente profundo donde se relajan completamente nuestros sentidos, nuestro intelecto y nuestra mente.

Nos liberaremos de los conceptos de tiempo, espacio y razón. Al lograrse esto la actividad cerebral se reduce y el cuerpo pasa a un estado que se considera de curación, en el cual puede eliminar toxinas en el ámbito celular, refrescar la mente y aligerar la carga de nuestro subconsciente.

El yoga nidra no es solo un estado de relajación profunda, sino una experiencia de un sueño profundo, sin sueños, en el que nos desconectamos del mundo exterior y nos sintonizamos con nuestro mundo interior. Decimos que es un estado de sueño sin sueños, ya que cuando soñamos nuestros sentidos y procesos mentales se encuentran activos, y en el yoga nidra los procesos mentales cesan, nuestros sentidos descansan y la mente adquiere una clara tranquilidad.

Se considera que permanecer una hora en el estado de relajación y curación que se logra con la práctica del yoga nidra, nos aporta el mismo beneficio de 4 horas de sueño de calidad.

¿Cómo se practica yoga nidra?

Como hemos dicho, el yoga nidra va más allá de la relajación normal que hacemos al final de una sesión de yoga, en la cual nos ponemos en la postura conocida como shavasana, en la cual permanecemos quietos y en silencio, respirando suavemente, mientras vamos relajando nuestra mente y cada una de las partes de nuestro cuerpo.

La práctica de yoga nidra la ejecutaremos también preferiblemente en la postura de shavasana, que permite una posición de descanso equilibrada y sin esfuerzo. Pero también se puede ejecutar acostándonos boca abajo o de lado.

El trabajo de yoga nidra debe ser dirigido por un instructor quien nos ayudará, en una sesión de unos 35 minutos aproximadamente, a empezar a retirar nuestra conexión con el mundo exterior, luego a establecer una intención en nuestro ejercicio, y a reflexionar sobre nuestro profundo propósito de vida. A continuación buscaremos conectarnos con sentimientos y sensaciones que nos hagan sentir bien y seguros.

Una vez que consigamos esa sensación de bienestar, nos concentraremos en nuestro cuerpo y en nuestra respiración, lo que llevará nuestro cuerpo y nuestra mente a un estado de máxima relajación. En este punto pueden emerger sentimientos y emociones, incluso inesperados, pero seremos capaces de mirarlos de una manera “neutral”.

Una vez que hayamos percibido esas emociones y sentimientos, empezaremos a reforzar la concentración en nuestro interior, practicando pratyahara, estado que nos ayudará a llevar nuestra mente hacia nuestro interior, reduciendo las distracciones o perturbaciones de la mente, y conduciéndonos hacia la paz mental que se requiere para la concentración y para lograr un genuino estado meditativo.

Beneficios del yoga nidra

El estado de conciencia que se logra cuando practicamos yoga nidra puede hacernos sentir como si estuviéramos entre dormidos y despiertos, pero no debemos dormirnos. Es un estado casi paradójico de observación sin esfuerzo. Entre los beneficios que proporciona el yoga nidra están:

  • -rejuvenece el cuerpo, el estado de relajación profunda que se logra permite que las funciones del organismo se reduzcan por lo que el cuerpo entra en un estado en el que puede repararse, desintoxicarse, conservar energía y rejuvenecerse. Luego de una sesión de yoga nidra nos sentiremos recargados de energía.
  • -reduce el estrés, la práctica del yoga nidra nos lleva a ese encuentro con nuestro real ser, a tomar conciencia de nuestro subconsciente y ser capaces de ver en calidad de observadores su contenido, y de esa manera liberarnos de esa carga, observar esos contenidos y dejarlos pasar.

Esta posibilidad y el estado meditativo que se logra con su ejercicio nos brindan herramientas maravillosas para manejar el estrés y la ansiedad.

  • -mejora la concentración, el yoga nidra trabaja intensamente el que mantengamos un solo punto de enfoque, lo que refuerza nuestra capacidad para concentrarnos, para tener control sobre nuestra mente y evitar que ella salte de un lugar a otro.
  • -mejora la memoria, con esta práctica mejoramos nuestra capacidad de estar atentos, de concentrarnos, y de retener información. Descargamos nuestro subconsciente y con ello liberamos espacio para incorporar nuevas ideas.

El yoga nidra estimula el funcionamiento del lado derecho del cerebro haciendo que este trabaje de manera articulada con el lado izquierdo, que es el que más utilizamos para los procesos de aprendizaje.

  • -mejora la respuesta de nuestro sistema nervioso, equilibrando el funcionamiento de los sistemas simpático y parasimpático. El simpático da energía a nuestros músculos y corazón y se activa durante actividades de estrés físico o mental.

El parasimpático proporciona energía al cerebro y a nuestros órganos internos y se activa durante períodos de tranquilidad y calma. Da al cuerpo herramientas para crecer, sanar, digerir. Con la práctica del yoga nidra activamos nuestro sistema nervioso parasimpático, y en ese estado nuestras funciones cerebrales mejoran y se produce la reparación a nivel celular.

Con el yoga nidra entrenamos a nuestro organismo para que el sistema simpático no esté “encendido” si no es necesario, y activamos el sistema nervioso parasimpático que nos permite permanecer en un estado pacífico y observador, en el cual podemos despertar, restaurar y sanar nuestro auténtico ser.

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