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¿Qué es el yin yoga?

El yin yoga es un estilo que deriva del hatha yoga y se basa en que las asanas se mantienen durante un lapso extendido, de unos 3 a 5 minutos. Esto resulta en una práctica más calmada, que permite trabajar la concentración, la flexibilidad, la fuerza.

Esta modalidad de yoga fue introducida en occidente por Paulie Zink, campeón de artes marciales y profesor de yoga taoísta en la década del 70. El yin y el yan son dos conceptos que provienen del taoísmo, antigua filosofía china. Describen dos fuerzas opuestas, pero complementarias y esenciales en el universo.

El yin se asocia con lo femenino, con la noche, con lo lento, suave, pasivo, frío, y con los elementos agua, tierra y luna. El yan tiene que ver con lo rápido, activo, duro, caliente, con lo masculino, con el día y con los elementos fuego y sol.

En la práctica original desarrollada por Zink se combinaba una parte más activa (yan) con una parte más pasiva (yin). Posteriormente, un discípulo de Zink, llamado Paul Grilley y una de sus estudiantes, Sarah Powers, trabajaron sobre la base del yin yoga original, centrando más la práctica en las posturas pasivas. Este es el yin yoga más conocido hoy día.

Permanencia en las asanas

Permanecer un tiempo más prolongado en los asanas, respirando y concentrados en el momento, nos permite:

  • calmar nuestra mente
  • estimular la energía vital (prana) que recorre nuestro cuerpo
  • llegar a un nivel profundo de relajación
  • preparar nuestro cuerpo para la meditación

¿Cómo funciona?

El yin yoga es una práctica más lenta. Se utilizan secuencias de asanas específicas para estimular el flujo de nuestra energía vital (prana) a través de los canales energéticos (nadis) logrando llegar a un nivel profundo de relajación.

La permanencia en las asanas durante unos 3 a 5 minutos hace que tejidos que conectan puntos de nuestro cuerpo tales como los ligamentos, las fascias, tendones, articulaciones y el líquido sinovial, que se encuentra en ellas, se estimulen, estirándose y recibiendo energía.

Los músculos deben estar relajados en cada postura que ejecutemos. Por ello se llaman posturas pasivas. Se trata de un momento en el que estamos presentes. No tenemos que hacer ni pensar en nada más sino en estar y sostener la posición. Este tipo de práctica prepara nuestro cuerpo para la meditación.

Nos hacemos conscientes de nuestro cuerpo, si sentimos algún punto de tensión lo relajamos, buscamos sentirnos bien en cada postura. Siempre respirando. Esto nos lleva a un momento de introspección, nos permite observar las sensaciones y sentimientos que vienen a nosotros mientras mantenemos la postura.

También puede utilizarse la calma que se logra con la práctica del yin yoga para concentrarnos y enfocar toda nuestra energía en algún objetivo que tengamos, dejando de lado todas las otras distracciones que nos embargan a lo largo del día. Puede resultar un momento muy iluminador.

Al hacer y mantener una postura en yin yoga trabajamos con el peso de nuestro propio cuerpo y la fuerza de gravedad, para lograr estar en una posición de manera cómoda, con la musculatura relajada, y logrando que la energía vital fluya por todo nuestro cuerpo.

Por sus características, se recomienda la práctica del yin yoga antes de dormir, o cuando sintamos estrés o ansiedad.

 Recomendaciones de asanas

  • Postura del lagarto:

Desde la postura del perro boca abajo, llevamos el pie derecho hacia adelante y lo colocamos a la derecha de la mano derecha.

La rodilla izquierda la llevamos a tocar el piso con la pierna estirada, y la parte superior de nuestro cuerpo quedará apoyada en ambos antebrazos que reposarán en el suelo.

Esta asana sirve para fortalecer los músculos de las piernas y los isquiotibiales. Prepara el cuerpo para realizar posturas de apertura de caderas más profundas.

Esta postura la haremos luego llevando el pie izquierdo hacia adelante, colocándolo a la izquierda de la mano izquierda, y dejando reposar ahora la rodilla derecha sobre el piso.

Como en toda la práctica del yin yoga, las posturas deberán armarse y desarmarse despacio, y deberán mantenerse entre 3 y 5 minutos.

  • Postura de la mariposa:

Nos sentamos con las piernas estiradas frente a nosotros. Desde allí doblamos las rodillas, colocando las plantas de los pies una frente a la otra y acercando los pies hacia nuestra pelvis, y sujetándolos allí, sin esfuerzo, con nuestras manos.

Dejemos que las rodillas caigan hacia los lados. Las rodillas bajarán cada vez más cerca del suelo, de acuerdo a las posibilidades de cada quien. Relajemos las rodillas.

Mantengamos la espalda recta. Sintamos que nuestra columna se alarga. Abramos el pecho sintiendo que los omóplatos se acercan. Respiremos profundamente y sigamos sintiendo cómo se abren el pecho y las caderas.

El peso de nuestro cuerpo descansa sobre los glúteos y la espalda debe estar bien estirada. Mantengamos la posición entre 3 y 5 minutos. Podemos repetir este ejercicio unas dos o tres veces.

Otras asanas para el yin yoga

  • Postura de la cara de vaca:

Nos sentamos con las piernas estiradas frente a nosotros. Desde allí doblamos la pierna izquierda colocando el talón izquierdo junto a la cadera derecha. Seguidamente doblamos la pierna derecha, por encima de la izquierda, llevando el pie derecho hacia la cadera izquierda.

Elevemos el brazo derecho hacia el cielo y doblando el codo para dejar caer la mano hacia nuestra espalda. El brazo izquierdo, por el contrario lo dejamos caer hacia abajo, doblando el codo para hacer subir nuestro antebrazo por la espalda. Ambas manos se encontrarán y se agarrarán en el centro de nuestra espalda. Si no llegamos podemos usar una cinta o cinturón para ayudarnos.

En esa posición estiremos bien la espalda. Inspiremos profundamente y dejemos caer el tronco hacia adelante. Mantengamos la posición, respirando calmadamente.

Repitamos este ejercicio con la pierna derecha doblada por debajo de la izquierda, y con el brazo izquierdo elevado y el derecho hacia abajo y doblado hacia arriba.

Esta postura alivia la tensión cervical,  tonifica brazos y hombros, purifica los pulmones y calma la mente.

De ser necesario, para la realización de estas posturas pueden utilizarse bloques, cojines u otros elementos que nos permitan estar más cómodos y poder mantenernos en las asanas más relajadamente. Dejémonos invadir por la calma que produce la práctica del yin yoga.

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