Yoga para piernas cansadas
Las piernas son el soporte de nuestro cuerpo. Muchas veces pasamos largas horas de pie durante una jornada, o por el contrario muchas horas sentados. Permanecer mucho tiempo en una misma posición puede causarnos sensación de cansancio, adormecimiento, hinchazón, picor y hasta dolor en las piernas. Conozcamos tres posturas de yoga par piernas cansadas.
Hábitos de vida saludable entre los que está la práctica del yoga pueden ayudarnos a evitar y mejorar el síndrome de piernas cansadas.
Ante todo debemos tener presente que debemos tener buenos hábitos de higiene postural en nuestro día a día. Esto quiere decir que debemos realizar pausas durante nuestra actividad en el día y alternar de posición.
Si nuestro trabajo lo hacemos sentados, en las pausas debemos caminar y estar un rato de pie. Si por el contrario nuestra actividad requiere que permanezcamos de pie, cuando tomemos la pausa debemos aprovechar para sentarnos un rato.
Además debemos usar calzado, medias y ropa cómoda que permitan una circulación adecuada en nuestros miembros inferiores. Una alimentación saludable, que nos permita además mantener un peso adecuado a nuestra contextura, es también una buena aliada para la salud de nuestras piernas.
El ejercicio físico regular, una hidratación adecuada y la práctica del yoga completan el cuadro de hábitos de vida saludable que nos harán sentir bienestar en todo nuestro cuerpo.
Asanas para las piernas
El yoga, a través de la respiración, la meditación y las asanas, equilibra nuestra energía, nos permite relajarnos y aliviar el agotamiento físico y mental.
Vamos a conocer tres posturas que son especialmente beneficiosas para descansar las piernas:
Viparita Karani
En esta postura nos acostaremos boca arriba sobre la colchoneta, pero debemos hacerlo ubicándonos muy cerca de la pared, ya que mantendremos la espalda sobre la colchoneta y las piernas elevadas se apoyarán en la pared formando un ángulo de 90 grados con nuestra espalda.
Los glúteos deben tocar la pared. Si la posición resulta un poco incómoda podemos colocar un cojín o almohada debajo de la parte baja de la espalda.
Mantener las piernas elevadas en esa posición favorece la circulación. Es una posición muy relajante y efectiva para aliviar la sensación de cansancio en piernas, caderas y espalda.
Supta Kapotasana o paloma reclinada
Acostados sobre la colchoneta, boca arriba, doblamos las rodillas manteniendo los pies apoyados sobre el suelo. Desde esta posición, abrazamos la rodilla izquierda y la llevamos hacia el pecho. Seguidamente subimos la pierna derecha colocando el pie derecho sobre la rodilla izquierda. Bajemos lo más que podamos la rodilla derecha hacia el suelo, abriendo la cadera.
Respiremos profundamente durante varios minutos, mientras mantenemos esta posición. Inhalemos y desmontemos la posición al exhalar, estirando y bajando la pierna derecha al suelo, y luego soltando, estirando y bajando la pierna izquierda al suelo. Aflojemos las piernas, y repitamos el ejercicio esta vez abrazando la rodilla derecha hacia el pecho, y luego colocando el pie izquierdo sobre la rodilla derecha, bajando la rodilla izquierda hacia el piso, abriendo la cadera.
Mantengamos la posición varios minutos respirando profundamente. Desmontemos la posición al exhalar, estirando y bajando ambas piernas hacia el suelo. Aflojemos las piernas, relajemos todo el cuerpo y sigamos respirando profundamente.
Esta asana nos ayuda a abrir la cadera, a relajar las tensiones que pueda haber en esa zona, a aliviar dolores de espalda y a disminuir la hinchazón de las piernas.
Perro boca abajo
Iniciaremos esta postura desde la posición de cuatro apoyos en el suelo, es decir, con ambas manos y ambas rodillas apoyadas sobre el suelo. Las manos se encontrarán separadas entre sí a lo ancho de los hombros. Las rodillas deben estar ligeramente separadas entre ellas.
Desde allí, elevaremos la pelvis hasta llegar a la posición en la cual nos encontraremos en una “v” invertida con todo nuestro cuerpo apoyado en las dos manos y los dos pies, que estarán apoyados en el suelo, separados entre sí un poco más que a lo ancho de nuestras caderas.
Los talones deben apoyarse en el suelo, las piernas deben estar estiradas, la espalda recta, la cabeza relajada entre los brazos, y el centro de gravedad del cuerpo debe ubicarse en el vértice de la “v” invertida, es decir en el punto donde se encuentra nuestra cadera.
Permaneceremos en esa posición, manteniendo siempre hombros, cuello y cabeza relajados.
Sostengamos la posición durante cinco respiraciones. Luego volvamos a colocar las rodillas sobre el piso, elevemos el torno, quedando sentados sobre nuestros talones. Finalmente estiremos las piernas delante de nosotros, aflojémoslas, y relajemos todo el cuerpo.
Estas tres posturas que nos ayudan a aliviar las piernas cansadas deben realizarse sin que haya ninguna tensión, y sin que nos causen ningún dolor o molestia. Cada quien las realizará de acuerdo a su flexibilidad y posibilidades. Podemos hacer la que nos resulte más fácil primero y luego iremos incorporando las otras.
El síndrome de las piernas cansadas
El síndrome de las piernas cansadas, que se caracteriza por pesadez, fatiga, hinchazón, dolor, sensación de adormecimiento y calambres en las piernas, se hace más frecuente debido a factores como la edad, ciertos factores genéticos y hormonales, la vida sedentaria, el sobrepeso, una ocupación laboral que obligue a muchas horas de pie o muchas horas sentado, entre otros.
Para evitarlo, además de practicar las tres posturas viparita karani, la paloma inclinada y el perro boca abajo, mantengamos hábitos de vida saludable que incluyen alimentación e hidratación adecuada y las buenas prácticas de higiene postural. Haz pausas durante tu jornada alternando entre el estar de pie y sentado, estírate, camina al menos 5 minutos durante tu descanso del tiempo de trabajo, mueve el cuerpo para activar la circulación.
También debemos evitar que nuestras piernas estén expuestas a altas temperaturas. Luego de las jornadas de ejercicio demos a nuestras piernas masajes con aceites esenciales y apliquemos duchas de agua fría a nuestras extremidades inferiores. Esto favorece la circulación y ayuda a relajar los músculos.