¿Cómo meditar acostado? Todas las respuestas sobre esta posición
Al mencionar la palabra «meditar», seguramente lo primero que cruza tu mente es una persona sentada, de piernas cruzadas y con las manos sobre las rodillas o juntas.
Es la imagen que solemos tener asociada a esta actividad por diversos motivos – TV, películas, fotografías en internet, etc. -.
Sin embargo, esta postura no es exclusiva de la meditación, puesto que una de las múltiples formas en las que se puede realizar también es estando acostado.
Ventajas de meditar acostado
Aprovechas más el día
Al despertar en la mañana, al irnos a dormir por la noche, o al recostarnos para una siesta, son todos momentos en los que se puede meditar. Básicamente, se integra la meditación como parte de algo que hacemos diariamente, provocando que siempre tengamos ese momento para meditar y generando, además, la constancia.
Ayuda a mejorar el sueño
Si tienes dificultad para dormir, meditar acostado en la noche te vendrá bien puesto que ayuda a calmar la ansiedad, el estrés del día y a relajar el cuerpo y la mente. También, promueve un sueño más profundo y pacífico.
Es el método más fácil para principiantes
Esto es debido a que es más fácil aflojar tu cuerpo estando acostado que estando sentado, ya que en este caso no debemos enfocarnos en mantener la espalda recta ni ningún músculo en ninguna posición.
Al tener el cuerpo relajado, es más sencillo pasar al siguiente paso: despejar tu mente, por ende, la meditación se logra con menos dificultad.
Guía para meditar acostado
Ponte ropa cómoda
En lo posible que no sea ajustada al cuerpo. Si ya planeas dormir luego de meditar, utiliza el pijama directamente.
Recuéstate en la postura del cadáver de yoga (savasana)
Sobre una superficie que te resulte cómoda; puede ser una cama, un sofá, una colchoneta o lo que sea que te parezca que te ayudará a relajarte.
Si hace frío, te recomendamos utilizar una manta ya que de por sí, al estar tanto tiempo en reposo, el cuerpo baja la temperatura y por ende te podría desconcentrar el frío.
Cierra los ojos
Comienza a inhalar y exhalar por la nariz profundamente, llevando el aire hacia el diafragma, no los pulmones.
Asegúrate de tener los brazos reposando
A cada lado del cuerpo y que tus palmas se encuentren hacia arriba, para recibir la energía del universo.
Comienza a relajar conscientemente tu cuerpo
Revisando de pies a cabeza, parte por parte, que ningún músculo esté tenso.
Libera tu mente
Cuando hayas cumplido con todos estos pasos, enfócate en liberar tu mente de cualquier pensamiento. No significa que evites a toda costa que lleguen, sino que no debes retenerlos, solo déjalos salir.
Puedes utilizar música para ayudarte con la meditación. Te sugerimos mantras, música celta relajante o música clásica, como los Nocturnos de Chopin.
También, si te sientes demasiado estresado y te duele la cabeza, una pequeña almohadilla de semillas sobre los ojos es útil para aliviar el dolor y evitar que moleste la luz del día.
El tiempo de meditación es relativo para cada persona, ya que si es antes de dormir puedes hacerlo hasta quedar dormido.
Si es al despertar o un momento del día en específico, hazlo hasta donde sientas necesario.
Puedes colocar una alarma si tienes algún compromiso luego, pero si hay posibilidad de evitarlo y extender más el tiempo de meditación, no dudes en hacerlo.
Esta guía que presentamos muestra lo más básico para meditar acostado, pero cada quien puede agregarle sus detalles si ven que les funciona – velas aromáticas, inciensos, etc. -.
Intenta poner en práctica todos los días la meditación acostado en esos momentos oportunos que mencionamos al comienzo, y notarás lo fácil que puede resultar meditar.