¿Qué es un Mandala? Representan el Orden Interior y el del Universo
Desde siempre en la historia de la humanidad, la figura del círculo ha tenido un carácter sagrado. Y en la antigua India, empezaron a denominarse mandalas, en sánscrito “círculo sagrado”, a estructuras de diseños concéntricos que representaban la composición repetitiva o fractal de la naturaleza y el universo.
Los hindúes fueron los primeros en emplear estas figuras como un instrumento espiritual, capaz de fomentar el cese del pensamiento, y de conducirnos a un estado meditativo. Pero los mandalas no han sido de uso exclusivo de culturas orientales. Se han encontrado representaciones geométricas similares en otras civilizaciones en las cuales se le han dado usos distintos al espiritual.
Entre los indígenas norteamericanos encontramos mandalas de arena en sus “ruedas de sanación”, el conocido calendario azteca es una manifestación con características de mandala y se consiguen patrones de mandala igualmente en el arte islámico, la antigua cultura celta y la arquitectura cristiana, tales como los rosetones de las iglesias góticas.
En el mundo occidental contemporáneo el uso de estos patrones con propósitos espirituales se ha popularizado, asociado generalmente con el budismo. En español se admite tanto la pronunciación más extendida que es “mandala”, como la de la palabra esdrújula “mándala”.
El círculo sagrado
En la naturaleza la figura del círculo está presente en muy diversos y esenciales elementos de nuestra vida: el sol, la una, los planetas, los movimientos de la Tierra y los planetas, nuestros ojos, nuestro cráneo, la matriz, todos nos remiten al círculo.
Existen muy diversos tipos de mandala, dependiendo de su origen, pero todos tienen características comunes:
- Tienen un centro y una periferia, generalmente relacionada con los cuatro puntos cardinales;
- Muestran un orden circular con un centro definido;
- Están compuestos por figuras geométricas, generalmente círculos, pero también otras, como rombos, rectángulos, óvalos y triángulos;
- Muestran elementos que representan la naturaleza, el universo, lo divino, y también algunos creados por el hombre, como flechas y cruces;
- Sus diseños suelen ser simétricos.
Meditación con mandalas
Los mandalas son un símbolo de orden, integración y estructura, y denotan paz, balance y sanación. Se considera que representan al cosmos y a la vez a lo que hay dentro de nosotros, y por ello se consideran como puertas hacia nuestro interior.
Por todas estas características se recomienda trabajar con mandalas en procesos de auto-conocimiento y meditación. Podemos acercarnos a los mandalas de diversas formas y empezar beneficiarnos del trabajo con ellos:
Observar estas imágenes nos lleva a sumergirnos en las formas, colores y sensaciones que ellas producen, lo que provoca respuestas químicas a nivel cerebral, y genera una sensación de bienestar y relajación. Elegiremos un mandala de nuestra preferencia y lo utilizaremos como elemento de focalización para la meditación. Esa figura nos ayudará a fomentar la concentración y la atención.
Creación y pintura de mandalas
Otra forma de trabajar con mandalas es colorearlos o crear los que nosotros queramos desde 0. Debemos liberarnos de todas las ideas preconcebidas que tengamos sobre lo que es o cómo debe ser un mandala, no hay una forma correcta o incorrecta de pintar uno.
Busquemos un lugar tranquilo para realizar esta actividad, respiremos profundamente para relajarnos y simplemente entreguémonos libremente al ejercicio de rellenar con los colores que queramos un mandala que hayamos seleccionado o probemos a hacer los nuestros. Los colores que usemos tienen también un efecto. Se recomienda utilizarlos de manera instintiva, dejarnos guiar por ellos, sin estar pendientes de si pensamos si combinan o no, simplemente dejándonos llevar. Los colores tienen también propiedades curativas.
Existen libros de colorear impresos con variados mandalas y también en internet se pueden conseguir otros ejemplos o formatos para trabajarlos. Los mandalas se utilizan dentro de las técnicas que se conocen como terapias del arte y han llegado a ser un instrumento terapéutico empleado por diversas disciplinas.
Cuando terminemos de pintar nuestro mandala, debemos observarlo y podemos decidir si queremos utilizarlo para nuestras meditaciones o si preferimos darle un uso decorativo.
Si queremos crear nuestros propios mandalas debemos buscar los materiales necesarios para ello, que son básicamente papel, regla, escuadra, compás, transportador, lápiz, sacapuntas y goma. Todos estos son útiles que usábamos en nuestra época de escolares, lo que ya puede ayudarnos a estar en una actitud relajada, sintiéndonos más cercanos a nuestra niñez. Se recomienda realizar una serie de respiraciones profundas para relajarnos, antes de iniciar la actividad de creación de nuestro mandala. Podemos acompañar esta actividad con el uso de aromaterapia o con música relajante.
Una manera fácil de hacerlos es dibujar un círculo con la ayuda de un objeto que tenga esa forma, como un plato por ejemplo, y luego dedicarnos a rellenarlo con diferentes formas y figuras. También se pueden emplear materiales diversos tales como rotuladores, tizas, acuarelas, hilos, entre otros. Uno de los beneficios de trabajar con mandalas es que se fomenta la creatividad.
Integrando nuestro yo
El psiquiatra suizo, Carl Jung (1875- 1961) fue el primero en traer el término mandala a occidente, y estudiar su poder como recurso terapéutico. Para Jung el mandala es la expresión psicológica de la totalidad del ser, y su elaboración es una herramienta eficaz para alcanzar la unidad y la integración del yo, unificando la parte consciente con la inconsciente, lo que nos lleva al equilibrio y la armonía de nuestra psique y a la búsqueda de la autorrealización.
Así que como vemos, desde múltiples aproximaciones, el mandala representa el orden, tanto interior como del universo, por lo que acercarnos a ellos nos ayuda a conectar con nuestra sabiduría interna, a fomentar estados de relajación y paz, y a equilibrarnos y armonizarnos en múltiples dimensiones.