Los chakras son puntos energéticos que se encuentran distribuidos a lo largo del cuerpo humano. La palabra «chakra» proviene del sánscrito y significa «rueda» o «disco». Estos centros de energía están interconectados y afectan la salud física, mental, emocional y espiritual.
Los chakras son muchos, pero hay siete chakras principales que se extienden desde la base de la columna vertebral hasta la parte superior de la cabeza. Cada chakra está asociado con ciertos aspectos de la existencia y se cree que influye en aspectos específicos de la salud y el bienestar.
En toda práctica de yoga, explícita o implícitamente se trabaja la energía, por lo tanto se trabaja sobre los chakras.
Muladhara (Chakra raíz): Ubicado en la base de la columna vertebral, se asocia con la supervivencia, la seguridad y la conexión a la tierra.
Svadhisthana (Chakra sacro): Situado en la zona del abdomen, está relacionado con la creatividad, las emociones y la sexualidad.
Manipura (Chakra del plexo solar): Se encuentra en la región del estómago y se asocia con el poder personal, la autoestima y la fuerza de voluntad.
Anahata (Chakra del corazón): Localizado en el área del corazón, está relacionado con el amor, la compasión y las relaciones.
Vishuddha (Chakra de la garganta): Ubicado en la garganta, se asocia con la comunicación, la expresión y la creatividad verbal.
Ajna (Chakra del tercer ojo): Situado en el centro de la frente, entre las cejas, está relacionado con la intuición, la percepción y la claridad mental.
Sahasrara (Chakra corona): Situado en la parte superior de la cabeza, está asociado con la espiritualidad, la conexión divina y la conciencia superior.
Pensemos en un vehículo de cuatro ruedas, si bien cada una de ellas trabaja por separado y se ubica en un lugar diferente del automóvil, si una se pincha o se daña, todo el vehículo sufre las consecuencias, porque no puede seguir avanzando correctamente y se estanca.
Algo similar ocurre con la energía del cuerpo, Si bien cada chakra se localiza en diferentes puntos y tienen funciones definidas, si uno de ellos se desarmoniza o bloquea, todo el cuerpo energético se ve afectado, por eso, es que la práctica de yoga debe ser integral y consciente.
Hay asanas que pueden ser más específicas para un chakra puntual, sin embargo, todas tienen un efecto positivo en el resto. Para trabajar la energía debemos entender esa unidad.
Si sientes algún síntoma relacionado a un chakra específico, te podemos recomendar algunas posturas clave para trabajarlo, pero no debes llevar tu práctica solo a ellas, sino, incluirlas dentro de un marco completo.
Una vez que nos entendemos como esa unión de cuerpo y mente, todo comienza a fluir y podemos destinar nuestro trabajo físico y mental a lograr un equilibrio de todo nuestro cuerpo energético.
En resumen, al considerarnos como una unidad, es importante entender la práctica como eso, un síntoma puede tener múltiples causas, y para volver al equilibrio se debe trabajar desde la integración.
Las señales de desequilibrio en los chakras pueden manifestarse de diversas formas, como problemas físicos, emocionales o mentales. Por ejemplo, dolores físicos, bloqueos emocionales, falta de claridad mental, entre otros. La autoevaluación y la atención a las señales del cuerpo pueden ayudar a identificar desequilibrios.
Cuándo notamos esto, es importante recurrir a la práctica de yoga y sus herramientas (asanas específicas, prácticas de respiración, meditación y visualización) de forma consciente e integral, ya que es esa la manera de lograr cambios significativos.
Es fundamental recordar que la práctica del yoga es personal, y cada persona puede necesitar ajustes según sus necesidades y niveles de habilidad. Además, la consistencia y la atención plena son claves para experimentar los beneficios de equilibrar los chakras a través del yoga.
Como seres humanos somos una integridad, cuerpo, mente y energía. No debemos percibir la energía como algo ajeno o que está por fuera, sino, que es parte de nuestra constitución, sin energía vital, por más que tengamos un cuerpo físico, no podríamos vivir.
Bajo este concepto, todo lo que hagamos con nuestro cuerpo (positivo o negativo) hábitos de vida, alimentación, ejercicio, meditación , o asanas, va a tener una incidencia directa sobre el campo energético.
Si reconoces algún síntoma o señal, de un posible desbalance o desequilibrio en alguno de tus chakras, puede deberse a múltiples causas, y por eso, más allá de buscar alinear solo uno de ellos, es importante volver a la idea de integridad.
Toda práctica de yoga trabaja de forma completa sobre los chakras, y ninguna asana por sí sola hace magia, lo que genera cambios son la regularidad, el compromiso y la consciencia a disposición de mí la práctica regular de yoga y meditación.
Si bien hay ciertas asanas que tienen un efecto más directo sobre algún chakra específico, no podemos basarnos solo en ellas para volver al equilibrio, el trabajo y la práctica siempre busca la integración.
Teniendo eso muy presente, aquí hay algunos ejemplos de asanas que te pueden ayudar con cada chakra:
La meditación es una práctica que busca cultivar la consciencia y la paz interior, se busca calmar la mente y enfocarnos en el momento presente.
Hay diversas técnicas de meditación, que se adaptan a las necesidades y búsqueda de cada persona, y su práctica regular trae grandes beneficios para la salud física y mental.
La meditación es una práctica personal y un camino que requiere tiempo y paciencia, no hay una única forma de meditar, ninguna correcta o incorrecta, se trata de aprender y encontrar la manera que se adapte mejor a nosotros.
En la escuela, vas a aprender sobre estos temas y encontrarás mucho contenido para entender y profundizar en la práctica.
No hay una regla que especifique el tiempo que debería durar la meditación, tiene mucho que ver la práctica y el tiempo que lleves meditando, o bien, tu estado anímico en el momento de dedicarte hacerlo.
Al principio te resultará más cómodo hacerlo con meditación guiadas, pero luego, verás que puedes sentarte a meditar en silencio tu misma, primero durante algunos minutos, y con el tiempo ir alargando ese tiempo.
Puedes realizar las meditaciones guiadas o meditar en silencio cada vez que lo sientas necesario, yo te lo recomendaría que lo hagas a diario, al menos unos minutos al día. La práctica y la paciencia te ayudarán a que poco a poco puedas ver los resultados y los cambios positivos en ti.
No hay una regla específica ni una forma puntual para meditar, tú puedes hacerlo a tu manera y en los momentos en que lo sientas necesario, verás como con la práctica podrás notar los beneficios y el cambio en tu energía.
Cuando estamos meditando, nuestros sentidos, que están normalmente concentrados de forma inconsciente en el exterior, pasan a internarse en nuestra mente, por lo cual podemos percibir distintos tipos de estímulos como: recuerdos, visualizaciones, emociones o sensaciones.
Visualizar o percibir colores, luces, formas o imágenes, es normal y no está mal, al fin y al cabo estamos «viajando» hacia nuestro interior, por lo cual transitamos por sensaciones que no acostumbramos, no todo tiene que ser racionalizado a través de la mente, meditar en cierta forma implica la capacidad de observar sin reaccionar, sin tratar de entender intelectualmente, sólo contemplar y sentir.
Disfruta de la práctica, mantén la calma y respira, verás que la meditación es una herramienta maravillosa para desarrollarnos.
Dicho de otro modo, no todo tiene que ser racionalizado a través de la mente, meditar en cierta forma implica la capacidad de observar sin reaccionar, sin tratar de entender intelectualmente, sólo contemplar y sentir.
Notarás un profundo estado de paz interior.
Meditar no es algo que se aprende de un día a otro, los practicantes pasan años enteros profundizando en la técnica.
No se trata de llegar a poner la mente en blanco, ni desconectarse de todo. Sino, simplemente de aquietar los pensamientos y concentrarnos solo en el presente.
La respiración es un ancla que nos atrae cada vez que notamos que la mente se dispersa y se va por pensamientos varios. Mantener el foco y la atención plena en ella, es suficiente para aliviar el ruido mental y traer nuestro ser a estados de mayor presencia.
Con el tiempo (y la práctica) verás que comienzas a sentirte mas en calma y con mucha paz. Ahí te darás cuenta que vas por el buen camino.
Cuando comenzamos a practicar la meditación, notamos que nuestra mente está muy movilizada, hay mucho ruido mental, pensamientos, imágenes y distracciones, por lo tanto un método sencillo y eficaz, es meditar con la ayuda de prácticas guiadas, que van orientandonos durante el proceso.
Utilizarla esta muy bien, ya que nos relaja, nos ayuda a liberar tensión y estrés del cuerpo y de la mente, sin embargo, a medida que progresamos en la práctica y vamos sintiéndonos con mayor seguridad, podemos comenzar a meditar sin la necesidad de los audios.
Esta meditación personal y en silencia, es una herramienta poderosa de escucha interna, que pondrá en juego nuestra mente y nuestra capacidad de oirnos con empatia y sinceridad.
Al meditar logramos encontrarnos con partes de nuestro ser mas ocultas e inconscientes, y desde allí buscar respuestas, equilibrarnos y sanar.
Por eso es bueno utilizar ambas técnicas e ir encontrando cuales se adaptan a nuestras necesidades.
El sentir sueño o ganas de dormir, son cosas que pueden ocurrir durante una meditación, y esto en gran medida se da porque al ingresar en estado de conexión y escucha interna durante la meditación, movemos energía.
Por lo general, no somos conscientes del cansancio que día a día acumulamos en el cuerpo y en la mente, ya que no estamos atentos a nuestro sentir, y con todas las actividades y tareas que realizamos, no nos damos tiempo de descansar correctamente.
Por eso, durante la meditación, momento en el que el cuerpo se aquieta y la mente se relaja, aparece el sueño.
No te preocupes, si practicas con regularidad y empiezas a cambiar hábitos de vida que te permitan descansar mejor, verás que poco a poco, esa sensación de cansancio va disminuyendo y podrás entrar en estados meditativos más profundos.
Imaginate que estamos pidiéndole a nuestro cuerpo que conscientemente se mantenga inmovil durante el tiempo que dedicamos a la meditación, y nuestro cuerpo, no está acostumbrado a mantener una postura varios minutos de manera constante.
Por lo que pueden pasar dos cosas: la primera es que por mantener la postura del cuerpo muy rígida, tensar los músculos, o no estar acostumbrada a respirar profundamente, los músculos y articulaciones comiencen a fatigarse por la falta de práctica, de flexibilidad y de tonicidad. Con el tiempo y la práctica de asanas, sentirás que eso va disminuyendo.
Por otro lado, está la mente, que no desea estar quieta, y que le cuesta profundizar, ya que le estamos pidiendo que haga lo que más le gusta hacer: pensar y llevarnos a cualquier lado, menos al presente.
Aquí también hay un entrenamiento, que nos llevará tiempo, pero que se puede conseguir si practicamos con regularidad y consciencia.
Por lo tanto, no te preocupes, veras que si te mantienes y respetas los tiempos, notaras cambios muy pronto y agradecerás mucho a la práctica.
El yoga puede ser de gran ayuda, ya que nos brinda herramientas que van a trabajar nuestro ser de forma integral, cuerpo y mente. La práctica regular y consciente produce cambios y beneficios que mejoran nuestra calidad de vida, y por supuesto nos ayuda a transitar mejor cualquier tipo de problemática.
Dentro del yoga, la meditación es maravillosa para explorar la mente y curar los síntomas desde la raíz, no desde la negación. Es decir, al medir, exploramos nuestro ser interior, y en el camino de aceptar lo que estamos transitando, podemos encontrar las respuestas para salir de esa misma situacion.Si ocultmos un sintoma, solo estamos empeorando las cosas, en cambio, si lo enfrentamos, lo hacemos consciente y lo trabajamos desde la raíz, podemos transformarlo. Aquí es donde la meditación nos hace fuertes y nos empodera.
La meditación nos ayuda a explorar con amorosidad y compasión lo que llevamos dentro para lograr una sanación profunda y real. Es el camino ideal para equilibrar nuestra vida y nuestra salud.
La práctica de yoga, con todas las herramientas que nos ofrece, tanto asanas, respiración, meditación, incluso hábitos de vida, es un camino que será tu aliado para recuperar tu salud y la relación con tu cuerpo …
De todas formas, ten siempre en cuenta que la práctica de yoga, no reemplaza el tratamiento médico, ni la opinión médica, por ende, te recomiendo buscar atención de profesionales de la salud competentes, que puedan orientarte en un tratamiento de ser necesario.
Desde el yoga obtendrás herramientas para sentirte mejor, siempre y cuando tu práctica sea regular y consciente, escuchando a tu cuerpo y estando conectada con el proceso …
Accede a la práctica como un espacio de conexión contigo, desde un lado amoroso y compasivo. Comenzar a escucharnos, respetar el cuerpo y sentir conscientemente las señales que nos da, es un paso fundamental para volver al equilibrio y a la salud que deseemos recuperar o mantener.
El yoga, es un camino de autoconocimiento, tiene el poder de ayudarte a transitar cualquier etapa de tu vida de un forma más plena y consciente, pero no hace magia, no es un antídoto o un medicamento ante algún síntoma o enfermedad.
Los resultados y los grandes cambios se ven con la regularidad, la paciencia y el compromiso de cada yogui con su camino personal.
Muchas veces la mente intenta llevarnos por el camino más fácil, y en este proceso ocurre un pequeño engaño, queriendo ver a la disciplina del yoga como un camino fácil para hacer desaparecer un síntoma o una enfermedad.
Pero, es fundamental entender que como seres humanos somos una integridad, cuerpo, mente y energía. No debemos percibir un síntoma como algo aislado que aparece así porque sí, sino como la respuesta a algo que está ocurriendo internamente y nuestro cuerpo intenta hacérnoslo saber.
Bajo este concepto, todo lo que hagamos con nuestro cuerpo (positivo o negativo) hábitos de vida, alimentación, ejercicio, meditación , o asanas, va a tener una incidencia directa sobre nuestra salud general.
Si reconoces algún síntoma o señal, puede deberse a múltiples causas, y por eso, es importante volver a la idea de integridad, entendiendo que no hay una asana que funcione como un acto de magia o un medicamento instantáneo, sino, que lo que hará ver resultados positivos en el cuerpo, será la regularidad, constancia y compromiso de l persona con su práctica personal.
Si bien hay ciertas asanas que tienen un efecto más directo sobre algún órgano o punto específico del cuerpo, no podemos basarnos solo en ellas para volver al equilibrio, el trabajo y la práctica siempre busca la integración.
Para sanar de forma real, es importante ir a la raíz del problema, a la causa original de lo que hoy se presenta como un síntoma claro, y es así como el yoga nos ayuda. El viaje interior que comenzamos cuando recurrimos a la meditación nos encuentra con estas respuestas y nos va aclarando el camino, luego, complementando con las asanas y la práctica física, ayudamos a nuestro cuerpo a restaurarse, desintoxicarse y equilibrarse poco a poco.
El cuerpo, es el mejor maestro, ante la mínima muestra de dolor, exigencia o fatiga excesiva, debemos darnos cuenta que debemos detenernos o buscar una variación que nos permita seguir la práctica sin necesidad de forzar o lastimarnos.
Cualquier síntoma de malestar, es suficiente para saber que el cuerpo nos está mostrando un límite. Es vital aprender a escucharlo y ser conscientes de él.
Es fundamental entender que como seres humanos somos una integridad, cuerpo, mente y energía, por ello, no deberíamos percibir un síntoma como algo aislado que aparece así porque sí, sino como la respuesta a algo que está ocurriendo internamente y nuestro cuerpo intenta hacérnoslo saber.
Bajo este concepto, todo lo que hagamos con nuestro cuerpo (positivo o negativo) hábitos de vida, alimentación, ejercicio, meditación , o asanas, va a tener una incidencia directa sobre nuestra salud general.
Si reconoces algún síntoma o señal, puede deberse a múltiples causas, y por eso, es importante volver a la idea de integridad, entendiendo que no hay una asana que funcione como un medicamento instantáneo, también hay que entender que no hay una asana en sí que se deba evitar por completo.
Todo depende de cada persona y de su realidad. Cada cuerpo y cada necesidad es totalmente diferente a la de otra persona, por lo tanto, lo más inteligente que podemos hacer es oír con atención plena y consciente a nuestro cuerpo.
El cuerpo, es el mejor maestro, ante la mínima muestra de dolor, exigencia o fatiga excesiva, debemos darnos cuenta que debemos detenernos o buscar una variación que nos permita seguir la práctica sin necesidad de forzar o lastimarnos.
Cualquier síntoma de malestar, es suficiente para saber que el cuerpo nos está mostrando un límite. Es vital aprender a escucharlo y ser conscientes de él.
El paso más importante en la necesidad de salir de una situación compleja tu ya lo lograste, y es ser consciente de la problemática que está afectando la calidad de tu vida.
Por lo tanto lo que sigue en este proceso, es encontrar las herramientas correctas para que te ayuden a seguir mejorando…
En este camino, el yoga es una gran aliada, pero debemos ser conscientes que no es un acto de magia, ni mucho menos un cambio veloz…
Ten en cuenta que para llegar a este punto has vivido muchos años y situaciones que desembocaron en esta problemática, por lo tanto, sanar y erradicar esa situación acumulada de tanto tiempo, necesita de mucha paciencia, perseverancia y regularidad en la práctica.
Te lo digo con toda la sinceridad, el yoga puede ayudarte a salir de esta situación, muchos alumnos de mi escuela que pasaban por momentos difíciles, encontraron en la práctica un camino de profunda sanación.
Por eso, es importante que puedas encontrar el tiempo y entregarte con honestidad a ella, sin ponerte objetivos inalcanzables o rápidos.
Solo confía, en ti y en el camino que el yoga pondrá bajo tus pies, con el tiempo verás los cambios, y notarás los beneficios.
Recuerda que el yoga además de las asanas, es la respiración, la meditación, la práctica de la humildad, la no violencia, la empatía… Poner estos valores como guía de tus hábitos será también una medicina.
A veces, la vida nos presenta situaciones complejas, dolorosas y difíciles de transitar. Para poder pasar por ellas, es importante tener mucha fortaleza interior y confiar en cada paso que damos.
La práctica de yoga, con todas las herramientas que nos ofrece, tanto asanas, respiración, meditación, incluso hábitos de vida, es un camino que será tu aliado para recuperar tu salud y la relación con tu cuerpo …
De todas formas, ten siempre en cuenta que la práctica de yoga, no reemplaza el tratamiento médico, ni la opinión médica, por ende, te recomiendo buscar atención de profesionales de la salud competentes, que puedan orientarte en un tratamiento de ser necesario.
Desde el yoga obtendrás herramientas para sentirte mejor, siempre y cuando tu práctica sea regular y consciente, escuchando a tu cuerpo y estando conectada con el proceso …
Accede a la práctica como un espacio de conexión contigo, desde un lado amoroso y compasivo. Comenzar a escucharnos, respetar el cuerpo y sentir conscientemente las señales que nos da, es un paso fundamental para volver al equilibrio y a la salud que deseemos recuperar o mantener.
El yoga, es un camino de autoconocimiento, tiene el poder de ayudarte a transitar cualquier etapa de tu vida de un forma más plena y consciente, pero no hace magia, no es un antídoto o un medicamento ante algún síntoma o enfermedad.
Los resultados y los grandes cambios se ven con la regularidad, la paciencia y el compromiso de cada yogui con su camino personal.